viernes, 31 de octubre de 2014

Mis proyectos de scrapbooking



En mis múltiples aventuras en el mundo de las manualidades hace un tiempo decidí hacer mis pinitos con el scrapbooking, una técnica con su propia entrada en la Wikipedia (¡alucino!):


“El scrapbook o libro de recortes es la técnica de personalizar álbumes de fotografías. Al guardar recuerdos o recortes en un diario o trozos de papel de regalos se está haciendo scrapbooking. El scrapbook o scrapbooking consiste en multitud de procesos creativos como el recorte, pegado o collage para crear una composición de memorias y recuerdos mediante tus fotografías. Este divertido pasatiempo de decorar se aplica también a cartas, poemas, invitaciones o todo aquello que te proponga tu imaginación. Partiendo de simples fotografías, se revalorizan los recuerdos con adornos de todo tipo (pegatinas, botones, cintas, papeles especiales, flores secas, remaches, hilos…) y diversos estilos, desde el más sofisticado hasta el más sencillo, dependiendo del gusto personal.


Este hobby consigue captar cada día más adeptos. Sólo en Estados Unidos se estima que existen más de 25 millones de aficionados. De hecho, es en este país donde más arraigo y desarrollo está teniendo. Recientemente comienza a estar de moda también en Europa. Aunque su origen se remonta varios siglos atrás, su popularidad comenzó hace unos 15 años.”


¡No está nada mal!


A través de un foro de manualidades di con un curso online y gratuito que proponía un proyecto semanal con tutoriales y resolución de dudas. La verdad es que me resultó muy divertido. Aunque con el tiempo me he ido centrando más en otro tipo de trabajos, creo que conocer, aunque sea superficialmente, las posibilidades que te ofrecen distintas técnicas siempre enriquece tus posibilidades creativas.


Estos fueron los cuatro trabajillos que hice durante ese mes de dedicación al scrapbooking:


Unas tarjetas de regalo 







Un marco con foto






Y una cajita que puede servir de album de fotos







Desde aquí quiero agradecer a la profe que propuso el taller online gratuito su iniciativa y el tiempo que nos dedicó. No recuerdo el foro en el que lo encontré, fue hace mucho, de lo contrario os lo mencionaría expresamente como reconocimiento y por si repitiera el curso y os interesara.


En otra ocasión os hablaré de mis trabajillos de carvado de sellos y de aguja mágica…. ¡Si es que no hay tiempo para tantas cosas chulas!




Buen finde.

María


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viernes, 24 de octubre de 2014

Un DIY alternativo: vamos a hacer jabón


En casa llevamos bastante tiempo almacenando el aceite usado en botellas a la espera de reciclarlo. Como en Sevilla los contenedores de aceite brillan por su escasez y se nos iba acumulando, decidimos usarlo para hacer jabón.

Mi suegra nos pasó su receta y hace unas semanas nos pusimos manos a la obra.

Estos son los ingredientes básicos (las proporciones hay que ajustarlas a la cantidad de aceite que tengáis):


  • 1 litro de aceite
  • 1 litro de agua
  • 165 gramos de sosa caustica


La sosa se encuentra en cualquier supermercado y es bastante tóxica por lo que es recomendable usar guantes para evitar que te dañe la piel mientras la manipulas. Y, por supuesto, mantenerla fuera del alcance de los niños.


Lo primero que se hace es mezclar la sosa con el agua en un recipiente grande de plástico o acero inoxidable y remover hasta que se disuelva. Cuidado que es una reacción exotérmica por lo que genera mucho calor y, además puede producir gases tóxicos por lo que lo mejor es hacerlo en algún sitio exterior o, en su defecto, bien ventilado. Si no tenéis esa posibilidad y estáis en un lugar cerrado, se recomienda usar gafas de protección para que no se nos irriten los ojos a causa de los vapores desprendidos. Dejar reposar y enfriar.


Mientras la temperatura de la mezcla anterior baja, hay que poner el aceite colado en la cazuela y calentar hasta que alcance una temperatura  sobre los 50ºC.


Una vez que ambos, aceite y mezcla de sosa, alcancen una temperatura similar hay que ir echando el aceite en la mezcla de sosa lentamente mientras se remueve con una palo (de escoba, por ejemplo) dando vueltas siempre hacia el mismo sentido. 

En caso de querer añadirle alguna esencia, ahora es el momento. Nosotros usamos esencia de lavanda que trajimos de Arenillas, un pueblo que está en Soria. Le echamos además unas flores de lavanda a la mezcla para potenciar el olor y como decoración (pero se pueden usar otros materiales como cáscara de naranja, canela, café o flores secas).

 

Hay que seguir removiendo hasta que la mezcla se espese (teóricamente se debe alcanzar una consistencia que permita que el palo se sujete en el centro pero en nuestro caso no conseguimos que pasara de una textura de leche condensada).






Una vez alcanzado este punto hay que volcar todo en un recipiente de plástico y dejarlo en un lugar seco y aireado para que se endurezca. Al día siguiente habrá alcanzado una consistencia que permitirá cortar el bloque en trozos.

Estos trozos deben dejarse secar al menos durante 30 días para permitir que todas las trazas de sosa se eliminen y no irrite la piel al usarlos.

Nosotros usamos dos tipos de recipientes: unos más grandes de plástico y madera forrada con una bolsa de plástico que luego cortamos en trozos, y unas cubiteras con formas de corazones y estrellas.


  






Este fue el resultado:




Como aún no ha pasado un mes desde que lo hicimos no os puedo contar qué tal es al usarlo pero ¡solo con el olorcito que tenemos en casa de jabón y lavanda ha merecido la pena!


Viendo lo bonitos que han quedado esos trocitos de jabón me han parecido un regalo genial para algún evento tipo boda, bautizo y comunión que tengáis. Con un poquito de papel celofán, una cuerda o un lazo y una etiqueta bonita os puede quedar un detalle muy original, práctico, barato y ecológico.


¿Qué, os animáis?



¡Buen finde!

María



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viernes, 17 de octubre de 2014

De los errores se aprende






Muchas veces me paso de lista. O de tonta, depende de cómo se mire… El caso es que en este aprendizaje continuo en el mundo de la costura y del punto a veces las cosas más simples tienen mucha importancia.


Hace varios meses empecé una colcha para el futuro bebé de una amiga embarazada. La colcha se basaba en la unión de muchas tiras de colores de distinto tamaño que luego se iban cortando y cosiendo para hacer una composición como en gajos… Algo parecido a esto pero mucho más grande:

Fuente: pinterest


Me pareció una idea original y una oportunidad de ir usando los retales de telas que inundan mi armario. Así que me lancé a ello. 


Corté una gran cantidad de tiras y empecé a coserlas. Fue en este último paso donde no tuve la precaución de ir sujetando con alfileres todo el bode de las tiras a la hora de pasarlas por la máquina. Como además cada una era de un largo distinto no me preocupó que no coincidieran en el final, total luego ajustaría las medidas finales al ir recortando las piezas…


El resultado fue que una vez cosidas todas las piezas eso no había forma de cuadrarlo. Al no ir sujetando a lo largo las tiras al coser las holguras, elasticidades y direcciones de hilo había provocado que no fura un tejido homogéneo.


A lo largo de su confección había acabado bastante harta del proyecto. ¿No os pasa a veces? Lo que estás haciendo no cumple tus expectativas y vas cogiéndole manía. Así que decidí parar, “dejarlo descansar” y ¡a otra cosa mariposa!


Unos meses después me propuse darle una salida digna al trabajo realizado y opté por hacer una “minicolcha” doblando por la mitad lo que ya tenía hecho. La oportunidad que derivó de mi error inicial vino en el momento del acolchado ya que me lancé con el método de acolchado libre que nunca había probado.


Es una técnica en la que la tela está prácticamente libre y puedes moverla en cualquier dirección. Como los dientes de arrastre de la máquina se esconden, el largo de la puntada depende también del movimiento que se le vaya dando a la tela. Es un sistema que permite hacer cualquier dibujo sobre la tela pero es bastante complicada de dominar, incluso entre costureras expertas, y requiere de mucha práctica.


Así ha quedado mi colchita:




  


 



 






 En resumen, y dada mi inexperiencia en el acolchado libre, estoy bastante satisfecha. Hay mucho margen de mejora pero creo que he conseguido mi propósito y el resultado es algo bastante digno. Gracias a que el proyecto no me enloquecía me decidí a lanzarme con esta técnica que, resultados a parte, me ha parecido muy divertida así que en general estoy muy contenta.


Moraleja: de los errores se aprende y voy a empezar a cambiarlos por oportunidades.



 Fuente: pinterest




¡Buen finde!


María



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viernes, 10 de octubre de 2014

Regalos personalizados (2ª entrega): etiqueta para la maleta



El otro día mi amiga Luisa va y me dice: “Oye María, tú no tendrás ya hecho un monedero de esos tuyos, ¿no? Es que tengo un cumpleaños el sábado y me gustaría completar el regalo con algo original”. Ella se refería a los monederos que os enseñé aquí y de los que durante una temporada hice a decenas… 

No, no tenía ninguno hecho. La verdad es que acabé un poco saturada de coser boquillas. Como la idea le surgió el jueves y tenía que tenerlo listo para el día siguiente intentamos buscar algo rapidito y resultón que a su amiga le pudiera gustar.


Repasando alternativas y dado que su amiga es muy viajera elegimos un proyecto que se ajustaba a todo lo necesario (rapidísimo, original y de su gusto): una etiqueta para su maleta o bolso de mano.


Aunque el proyecto es tan sencillo que no necesité seguir instrucciones, me inspiré en este tutorial. Éste fue el resultado:














Como al final la decisión de qué información incluir la tomamos en el último momento, el nombre y el teléfono lo escribimos sobre la tela con un rotulador indeleble de punta fina pero se pueden utilizar otras técnicas. En el tutorial se hace una transferencia a la tela mediante impresión. Otra alternativa es bordar los datos de la persona; creo que en nuestro proyecto, como al final pusimos solo nombre y teléfono, hubiera quedado muy bien. ¡Otra vez será!


Quiero repetir la idea y hacer etiquetas identificativas para mis maletas pero, como suele pasar, dudo que consiga priorizarlo sobre otras cosas que tengo a la vista, casi todo  regalos. Ya se sabe que en casa del herrero…


¿Y vosotr@s? ¿Os animáis a hacerlo? Os prometo que no lleva más de media hora.




¡Buen finde!

María


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