¡Hola! ¡Mi jetlag y yo estamos de vuelta!
Como sabéis, llevo un par de semanas desaparecida porque he
estado ni más ni menos que… ¡en California! Bueno, California, Nevada, Arizona
y Utah. Más de 4.000 kilómetros en 13 días intensos de turismo por la costa
oeste de Estados Unidos.
En esta ocasión ha sido un viaje de parques nacionales y
naturaleza, principalmente, pero os traigo una curiosidad que seguro que os
gusta.
Resulta que estando en San Francisco (100% recomendable por
cierto) hicimos una visita a las instalaciones de la antigua prisión de
Alcatraz, también conocida como La Roca. Puede que os sea familiar por muchas
películas clásicas y más modernas de presos que se fugan de ese bastión teóricamente
inexpugnable.
Pues bien, andábamos inmersos en la ruta guiada por el
interior de las instalaciones cuando, en una de las recreaciones de las celdas
me encuentro con esto:
¡Un ovillo de lana y un ganchillo! Nos contaron, además, que
era bastante frecuente que los presos, hombres en este caso, dedicaran parte de
su tiempo a tejer a ganchillo como actividad para distraerse y concentrarse en
algo diferente a su situación de prisioneros. ¡Parece ser que incluso el
mismísimo Al Capone le dio a esto del ganchillo!
¿Curioso, no? Bueno, seguro que a vosotros no os pilla por
sorpresa lo relajante y entretenido que es tejer. ¡Por algo se dice que es el
nuevo yoga!
Curioseando un poco sobre este tema, lo de Alcatraz no es un
hecho aislado.
En 2015, presos de la Topas, en Salamanca, realizaron un
taller de “lanaterapia” impartido por el grupo 'Quedamos y Punto' de la
Asociación de Vecinos Zoes de Salamanca como parte de su oferta de terapia
ocupacional. Responsables de esta iniciativa constataron que la actividad demostró
excelentes resultados para reducir los niveles de tensión y estrés. La repetición
automática de los movimientos ayuda a la persona a concentrarse y relajarse, y hacer
algo con las manos genera satisfacción y realización personal.
Un pasito más allá se ha ido en la prisión de Juiz de Fora
(Brasil) donde veinte reclusos participan en un proyecto: hacer punto y
ganchillo para una empresa de moda local. La idea surgió en 2009, cuando una
empresaria necesitó aumentar su producción. Y desde entonces cien prisioneros
han participado en ella. A cambio,
reciben el 75 por ciento del salario mínimo brasileño y por cada tres días de
trabajo, uno de reducción en la condena. Además, según quienes lo han seguido,
aumenta la autoestima.
La verdad es que me parecen iniciativas maravillosas que
destierran los viejos prejuicios que asocian tejer exclusivamente a señoras
mayores solas y aburridas.
¡Todos a tejer!
¡Buen finde!
I have been two weeks off visiting the
west coast of the United States. During our visit to Alcatraz in San Francisco
something surprised me: in one of the cell recreations, there were a ball of
yarn and a crochet hook. Apparently, the inmates used to crochet as a way of spending
their time and keep their minds occupied. I’ve been investigating a bit and it
seems it’s very common to include this kind of activities as occupational
therapy in prison, and in some cases even as a work activity. But we already
knew about yarn’s benefits, didn’t we?
¡Necesito urgentemente lanaterapia, super abuela popera!
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