Muchas veces me paso de lista. O de tonta, depende de cómo
se mire… El caso es que en este aprendizaje continuo en el mundo de la costura
y del punto a veces las cosas más simples tienen mucha importancia.
Hace varios meses empecé una colcha para el futuro bebé de
una amiga embarazada. La colcha se basaba en la unión de muchas tiras de
colores de distinto tamaño que luego se iban cortando y cosiendo para hacer una
composición como en gajos… Algo parecido a esto pero mucho más grande:
Fuente: pinterest
Me pareció una idea original y una oportunidad de ir usando
los retales de telas que inundan mi armario. Así que me lancé a ello.
Corté una gran cantidad de tiras y empecé a coserlas. Fue en
este último paso donde no tuve la precaución de ir sujetando con alfileres todo
el bode de las tiras a la hora de pasarlas por la máquina. Como además cada una
era de un largo distinto no me preocupó que no coincidieran en el final, total
luego ajustaría las medidas finales al ir recortando las piezas…
El resultado fue que una vez cosidas todas las piezas eso no
había forma de cuadrarlo. Al no ir sujetando a lo largo las tiras al coser las
holguras, elasticidades y direcciones de hilo había provocado que no fura un
tejido homogéneo.
A lo largo de su confección había acabado bastante harta del
proyecto. ¿No os pasa a veces? Lo que estás haciendo no cumple tus expectativas
y vas cogiéndole manía. Así que decidí parar, “dejarlo descansar” y ¡a otra
cosa mariposa!
Unos meses después me propuse darle una salida digna al
trabajo realizado y opté por hacer una “minicolcha” doblando por la mitad lo
que ya tenía hecho. La oportunidad que derivó de mi error inicial vino en el
momento del acolchado ya que me lancé con el método de acolchado libre que
nunca había probado.
Es una técnica en la que la tela está prácticamente libre y
puedes moverla en cualquier dirección. Como los dientes de arrastre de la
máquina se esconden, el largo de la puntada depende también del movimiento que
se le vaya dando a la tela. Es un sistema que permite hacer cualquier dibujo
sobre la tela pero es bastante complicada de dominar, incluso entre costureras
expertas, y requiere de mucha práctica.
Así ha quedado mi colchita:
En resumen, y dada mi inexperiencia en el acolchado libre, estoy
bastante satisfecha. Hay mucho margen de mejora pero creo que he conseguido mi propósito
y el resultado es algo bastante digno. Gracias a que el proyecto no me
enloquecía me decidí a lanzarme con esta técnica que, resultados a parte, me ha
parecido muy divertida así que en general estoy muy contenta.
Moraleja: de los errores se aprende y voy a
empezar a cambiarlos por oportunidades.
Fuente: pinterest
¡Buen finde!
María
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